Hace más de una década, se fundó el primer Club Social de Cannabis (CSC) en el País Vasco. Durante la última década, el resto de España ha seguido el ejemplo, dando lugar, a día de hoy, a una red a nivel prácticamente nacional, de CSC. Como todavía no existe una red así en Alemania, decidí, sin duda también motivado en parte por el clima frío de Berlín en enero, visitar algunos de estos clubes por mí mismo y echar un vistazo a los cultivadores de cannabis.
A mi llegada a Fuerteventura, nuestra primera visita fue al Colectivo Cannabisterapeutico Canario (Col.Can.Can) que acoge a sus miembros en Gran Tarajal, un pequeño pueblo al sur de esta árida isla. Me reuní con Lorenzo, el presidente del club, en una cómoda sala al estilo de los “coffee shops”. Por supuesto, le había comunicado con antelación mi visita, en la que esperaba conseguir respuestas de un experto como Lorenzo, respuestas que no encontraría en una consulta en la mayoría de medios de habla alemana. Una de las diferencias esenciales entre los CSC y los tolerantes coffee shops de los Países Bajos, que, en principio, están abiertos a todo el mundo*, es la política de sólo miembros. A tal efecto, todos los CSC tienen una cámara sobre la puerta y, por lo menos, un portero muy amable. No hace falta decir que el modelo de regulación y control propio de los CSC también se aplica en Col.Can.Can. Como invitado del club y futuro miembro, Lorenzo me explicó esta regulación, detalladamente y en buen inglés: