ELEDEGREEN: Extraccion Hachis, ¿que es el hachis?, Tamizado, Ice water hash

viernes, 11 de abril de 2014

Extraccion Hachis, ¿que es el hachis?, Tamizado, Ice water hash

Que es el hachis?

Etimología de hachís: Del árabe clásico حشيش (ḥašīš), hierba.

Etimología de quif: Del árabe marroquí kif, cáñamo indio, este del árabe kayf, [buen] humor, y este del árabe clásico kayfa, cómo.

El hachís es un derivado psicoactiva del cannabis. Se extrae al desprender de las flores del cannabis los tricomas que la cubren. De aspecto sólido, se hace maleable al calentarlo. Es de color marrón con reflejos rojizos, negros, verdosos y dorados. Se suele fumar en pipa, mezclado con brotes de cannabis.

Los efectos del hachís son semejantes a los de la marihuana, aunque hay que tener en cuenta que el hachís que se compra en el mercado negro suele estar adulterado, así que puede ser nocivo. El hachís se produce principalmente en el valle del Rif (Marruecos), en Afganistán, en el Líbano, en Nepal, Cachemira y en la India.


Caspeando los cogollos:

La técnica marroquí de hacer hachís es un tanto destructiva ya que los cogollos quedan reducidos a trocitos de poca utilidad para fumar. Sin embargo, si aplicamos esta técnica muy ligeramente obtendremos lo que se denomina el “caspeado” de los cogollos. Es una técnica famosa por su utilización en los coffee shops holandeses donde casi siempre comprar cogollos perfectamente redondeados, muestra indudable de que les han quitado la caspa. Pero ¿qué es la caspa del cogollo? Pues las mejores y más grandes glándulas de resina que se desprenden al más leve golpeo del cogollo. Si coges los cogollos y los pasas muy ligeramente por el cedazo, apenas los estropearas y obtendrás una módica cantidad de glándulas inmejorables. Podrás seguir fumándote los cogollos y podrás catar hachís de producción propia.

Tamizado:

El “tamizado” es el sistema típico usado en países como Marruecos, Líbano y Afganistán para elaborar el hachís más comercial. El proceso básicamente consiste en sacudir las plantas en seco sobre unos tamizes para que caigan las glándulas de resina seca que recubren los cogollos. Después, el polvo o polen resultante del tamizado es o bien amasado y prensado en frío para obtener el llamado “polen marroquí, o bien es amasado y prensado en caliente para elaborar el clásico costo marroquí. En Marruecos, Líbano, Holanda o Pakistán el prensado se realiza de forma mecánica utilizando prensas accionadas por gatos hidráulicos de entre 10 y 20 toneladas de presión. 

El resultado son esas tabletas de 100gr de hachís tan características y conocidas por todos. Estos sistemas de extracción están más orientados a la producción comercial y en ellos se inspiran gran parte de los modernos sistemas de tamizado y de extracción con agua y hielo aparecidos durante la década de los noventa en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Holanda.


Tamices, Mallas y Cedazos 

Sin duda, la parte más importante de todo sistema de extracción de resina es el tamiz, la malla o el cedazo que usemos para separar las diferentes calidades de resinas de la materia vegetal. Por lo general, se emplean como mínimo dos mallas para hacer el hachís, ya que dependiendo del grosor de la malla o tamiz (micraje) que usemos durante la extracción obtendremos diferentes calidades o tipos de resina siguiendo un principio muy simple: a menor micraje (grosor) de la malla mayor calidad de la resina. 

El micraje del polvo de resina doble cero extraído en seco es diferente que el de la resina extraída con agua, así para el tamizado en seco emplearemos mallas de un micraje de entre 50µ y 150µ, y para la extracción al agua de entre 38µ y 220µ. 

En nuestra Grow Shop de confianza encontraremos Kits en los que se incluyen diferentes bolsas de extracción tanto para hierba de interior como para hierba de exterior, y en diferentes tamaños en función de la cantidad de costo que queramos hacer. Los migrajes más comercializados son, de menor a mayor: 25µ, 45µ, 73µ, 90µ, 100µ, 120µ, 160µ, 190µ, y 220µ. Además de estas bolsas para la extracción, en nuestra Grow Shop habitual encontraremos diversos sistemas de tamizado manuales y mecánicos para la extracción de hachís, más o menos baratos y muy sencillos de usar, tanto para la extracción en seco como al agua. Si queremos comprar el tamiz suelto o ya enmarcado deberemos buscar en otras tiendas como las de serigrafía, imprentas y tiendas de arte y manualidades. 

Las mallas usadas para serigrafía están fabricadas en un tejido sintético o metálico, muy fino, resistente y homogéneo que las hace ideales para el tamizado en seco. 

Antes del cribado, tanto sí este es en seco como si es usando agua, debemos secar bien las plantas y dejarlas al menos un par de días en el congelador para que el frío endurezca las glándulas de resina y nos ayude a desprenderlas con mayor facilidad. Normalmente, primero se desprenden las glándulas más grandes y maduras, seguidas por las cabezas de resina más pequeñas y las glándulas menos maduras, así como pistilos, trocitos de hoja y otros restos de materia vegetal. Cuando tamicemos (especialmente en seco) debemos tener cuidado para no forzar la materia vegetal a través del cedazo, ya que las glándulas de resina se rompen y adhieren al tamiz y a los restos de materia vegetal sin opción a poder ser recuperadas.

Sistemas de Tamizado o Extracción en Seco:

Entre los diferentes sistemas de extracción de resina en seco podemos diferenciar dos tipos: los sistemas manuales y los mecánicos. Las mallas enmarcadas para serigrafía resultan perfectas para el cribado y tamizado de la resina a mano. Se componen de una malla bien estirada fijada a un marco de madera o de metal. Cuando compremos una de estas mallas de serigrafía, debemos fijarnos bien en el tamaño de los poros para asegurarnos de elegir el adecuado, entre 50µ-60µ para una primera calidad, y entre 135µ-150µ una segunda. El mejor lugar para tamizar nuestra hierba es sobre una mesa de cristal o una superficie lisa y poco porosa donde no pueda quedar pegada la resina. 

Una vez hayamos elegido el lugar donde hacer el hachís y tengamos nuestra malla lista, procederemos a desmenuzar los cogollos y el follaje sobre la misma malla. Después sólo tenemos que hacer que esta vibre golpeando el tamiz o frotando los cogollos con suavidad durante 5 ó 6 segundos, cambiando los cogollos y repitiendo la operación hasta que se nos acabe el material para cribar. De ésta primera pasada obtenemos una calidad equivalente a un “primera” marroquí o a un doble cero. Para recoger este “polvo dorado” que ha quedado debajo del tamiz conviene ayudarse de una tarjeta de crédito o una espátula de plástico. Cuando lo hayamos amontonarlo todo podremos amasarlo y prensarlo en una pieza de hachís. El polvo de resina potente tiene un color entre blanco cremoso y dorado, los tonos de colores verdosos nos indica la presencia de impurezas y restos vegetales en el polen. 

1º Sistemas de Extracción al Agua:

El hachís al agua se basa en un sencillo principio físico: enfriar la resina para endurecer las glándulas de tricoma (más densas y pesadas que el agua) y poder separarlas fácilmente de la materia vegetal con la ayuda de un tamiz. Este sistema garantiza la extracción de un producto de máxima calidad y pureza, un hachís limpio que burbujea característicamente al ser quemado en pipa de cristal y que arde sin dejar apenas residuos por lo que recibe el nombre de Bubble hash (hachís de burbuja) o hachís de fusión completa. 

La extracción moderna del hachís al agua comienza en los años noventa con la publicación en 1998 de “Hashish” (Robert Connell Clarke) un libro versado en las diversas y novedosas técnicas de extracción de hachís en el que se detalla el “secreto de Sadu Sam”. Este celebre californiano fue uno de los primeros cannabicultores en utilizar el agua fría para separar la resina de los restos de materia vegetal. El método de extracción de hachís al hielo ideado por el propio Sadu Sam funciona siguiendo un principio muy simple: enfriar las glándulas de resina (tricomas de ahora en adelante) para que se endurezcan y se hundan mientras los restos de material vegetal (hojas y palos) quedan flotando en el agua.
Para que el sistema funcione correctamente debemos usar agua por debajo de 5º C, sino las glándulas se volverán pegajosas y quedaran adheridas a los restos vegetales. Las bolsas de nylon donde están las mallas o cedazos son las encargadas de separar la resina de hoja y los restos vegetales, que quedan atrapados en la red microscópica formada por el tamiz de la bolsa de extracción. En función del grosor de esta malla se obtienen las diferentes calidades de hachís al agua. Los grosores o micrajes más utilizados son: 38-45µ, 60µ-75µ, 90µ-120µ, 150-180µ y 220µ. Los Kits de extracción holandeses de Ice-o-lator medianos al igual que los canadienses de la marca X-tractor traen tres mallas de 70µ, 185µ y 220µ. Aunque se pueden comprar otros cedazos de 38µ, 45µ, 120µ y 150µ. En cambio los australianos Bubblebag y los canadienses Pay Load ofrecen kits de tres (220µ, 73µ y 25µ), cuatro (220µ, 160µ, 73µ y 25µ), cinco (220µ,160µ,120µ,75µ,20µ), y ocho bolsas (25µ, 45µ, 73µ, 90µ, 120µ, 160µ, 190µ, y 220µ) y comercializan todos estos micrajes por separado para que cada cultivador elija o complete su kit de extracción al gusto. El diseño de estas bolsas también es distinto al de otros incorporando malla hasta los laterales de la bolsa para facilitar la extracción, y anillas de metal para su sujeción. 

El proceso de extracción al agua es bastantes sencillo: lo primero es colocar en un cubo las bolsas de extracción empezando siempre por la de menor grosor (generalmente viene indicado en una pequeña etiqueta en la parte superior de la bolsa) hasta colocar la más grande donde quedan atrapados los restos de materia vegetal. Cuando se colocan las bolsas hay que cuidar que estas queden bien ajustadas al cubo y vigilando que entre ellas haya suficiente separación. Una vez colocadas las bolsas es el momento de añadir los restos vegetales, el hielo y el agua fría (lo más fría posible) dejando el cubo unos 10-15cm sin rellenar, y dejamos reposar 15 minutos. No conviene llenar las bolsas con muchos restos vegetales pues los tricomas necesitan espacio suficiente para poder pasar y caer en las otras mallas. Con ayuda de un termómetro se comprueba la temperatura del agua para asegurarnos que esta entre +1°C y +4°C, entonces es el momento de comenzar a batir con la ayuda de una batidora o taladro. 

Remover entre 10 y 15 minutos, dependiendo de la cantidad de hierba (esto podemos repetirlo otra vez luego) a velocidad baja y dejar reposar otros 15 minutos para que los tricomas puedan hundirse hasta el fondo de las mallas. Las bolsas se sacan una a una empezando por la más grande de 220µ que es la encargada de separar los restos de materia vegetal de las glándulas. Hay que sacar y escurrir con cuidado las demás bolsas cogiendo cada una por los extremos con ambas manos, moviendo suavemente de arriba a abajo y de un lado para otro la masa de tricomas para dejar pasar mejor el agua por el cedazo. También se pueden dar pequeños golpes con la palma de mano en el la malla para ayudar al agua a pasar mejor entre las glándulas de resina. Cuando la bolsa termine de escurrir quedará llena de un material pastoso color pardo o dorado (los ansiados tricomas). 

Después se dobla la malla y acaba de escurrir con ayuda de un poco de papel de cocina para secar al máximo la masa de tricomas. Retiramos el hachís del cedazo sirviéndonos de una cuchara o cualquier utensilio similar que nos pueda ayudar a rebañar la malla, y lo dejamos secar en un lugar seco, fresco y oscuro. Es importante tener distintos recipientes preparados para dejar secar cada tipo de resina por separado. Repetir estos pasos con el resto de las mallas más finas del sistema hasta extraer la resina de todas las bolsas.


Dependiendo de la calidad de la materia prima podemos volver a batir los restos una o dos veces más para extraer la mayor cantidad posible de resina. Una vez hallamos finalizado el proceso debemos pasar el hachís por un colador para deshacerlo en pequeños granitos que faciliten el secado del producto. Después sólo nos queda esperar que seque bien antes de comenzar con el prensado para que las glándulas de resina no se estropeen o dañen por la humedad. Uno de los errores más comunes cometido por los novatos es prensar la resina antes de que esta se haya deshidratado del todo. Lo adecuado es esperar entre siete y diez días para asegurarnos de que las resinas quedan realmente secas antes de proceder a amasar y prensar para transformar el material en hachís.


El Polmmaker o Hash Maker es un invento similar, pero por su sencillez, pequeño tamaño y bajo costo, se ha ganado la simpatía de muchos de los amantes de la resina. El aparato consiste en un par de tubos de PVC que encajan el uno en el otro con dos tapas para cerrar los extremos y un cedazo bien tensado en el interior. El sistema es muy sencillo: se introduce la hierba por uno de los lados (normalmente el lado con tapa de rosca) junto con una pieza pequeña sin aristas como una moneda o una canica, y se mueve enérgicamente todo de arriba a bajo con las manos para obligar al polen a caer en el otro compartimento. Dependiendo de la fuerza que empleemos para batir el Polmmaker y del tiempo que lo hagamos obtendremos un producto de mejor o peor calidad. Después se recoge el polvo que ha quedado en el compartimento de debajo del tamiz y amontonamos todo en la palma de nuestra mano para amasarlo y prensarlo en una pieza de hachís, una tarea simple y que no requiere más de media hora de trabajo, tal y como se explica un poco más abajo. 

Los modernos sistemas de extracción mecánica que mencionábamos anteriormente facilitan mucho el trabajo y reducen el tiempo de extracción. El Pollinator, inventado y popularizado por “Mila Pollinator” en la década de los noventa en Holanda es quizás el más conocido de todos ellos. Mila es una de las personas que más tiempo han dedicado a investigar, aprender y enseñar a otros sobre la extracción de la resina y la elaboración del hachís. Fruto de esa dedicación y esfuerzo son los diferentes sistemas y aparatos patentados y comercializados por Pollinator Company como el Pollinator, el Ice-o-Lator, o más recientemente el Bubleelator para la extracción mecánica al agua. 

El Pollinator, que da el nombre a la empresa, es básicamente un tamiz motorizado con forma cilíndrica que usa la fuerza centrífuga que le confiere su pequeño motor eléctrico para separar el polen o resina seca en polvo de las hojas y los cogollos. La malla que hace de tambor cilíndrico en el Pollinator tiene un grosor 150µ y gira dentro de una caja de plástico especialmente ideada para poder rascar después todo el polen de las paredes. 


El principio de funcionamiento es simple: cuanto más tiempo gire el tambor o más velocidad lleve este, menor calidad tendrá la resina que atraviese la malla y más restos tendrá de materia vegetal. Por lo general se deja funcionar el aparato entre dos y cinco minutos para obtener una primera calidad, y entre cinco y seis minutos para una segunda. Una vez finalizado el proceso podemos recoger el material para amasarlo y prensarlo como es debido.


2º Hachís al agua:

La extracción con agua es fácil y barata. Consigue un vaso alto o una jarra y pon la hierba bien desmenuzada en el fondo. No llenes más de un cuarto de la jarra de hierba. Añade agua bien fría hasta llenar la jarra y agita o remueve insistentemente hasta que toda la hierba quede bien mojada. Deja reposar la jarra durante diez minutos y verás como las glándulas de resina van cayendo al fondo mientras que la materia verde flota.

Con cuidado de no agitar el fondo quita toda la materia vegetal que flota y apártala. Puedes repetir el proceso de nuevo con toda esta hierba para sacar lo que quede. Ahora tendrás una jarra con un poco de agua y la resina en el fondo. Coge un filtro de papel para cafetera y vierte el agua para que se filtre y quede la resina. La resina se debe secar perfectamente para evitar que se estropee y enmohezca. Dobla el filtro de café y prensa la resina. 

Puedes envolver el filtro en papel de cocina para que absorba el agua. Cuando ya no absorba más agua, saca la resina del filtro rascándola con una cuchara. Puedes dejarla al aire en un sitio seco y cálido hasta que se seque del todo o bien trabajarla y amasarla entre tus manos. De este modo también se secará pero tendrás que amasarla hasta que esté completamente seca.

Extracciones de aceite de hachís: 

Extracción de aceite con gas

Introducción

Se emplean ingredientes asequibles: el gas butano o el propano (sirven las botellas de recarga de mechero, por ejemplo) es el solvente principal y no necesita ningún producto sospechoso o difícil de conseguir. Otro método es el uso de CO2, pero esto necesita de otro artículo para su explicación. 

Materiales:

- Tubo de PVC de unos 50cm de longitud y 4 ó 5cm de diámetro y con roscas en los dos extremos. 

- Dos tapones con rosca para los extremos y aptos para el diametro del tubo anterior. 

- Botellas de gas para recarga de mecheros. 

- Restos de la manicura o cogollos de cannabis. 

Por algún motivo desconocido para los que investigamos estas cosas "extraoficialmente", el butano y el CO2 (y tal vez otros gases con un punto de ebullición igualmente bajo) disuelven selectivamente los principios activos del cannabis, extrayendo sólo un bonito y ambarino de "aceite meloso" y dejando los indeseados aceites vegetales, ceras, clorofila, etc., como residuo junto con los del resto de la planta. Se pueden utilizar también, 
los restos de la manicura, junto a algunas hojas que tambié, contengan tricomas. Esto funcionaría de maravilla para extraer un aceite de la más mediocre hierba y, por descontado que, cuanto mejor sea la calidad del cannabis o marihuana, mejor será el aceite resultante. 

Método:

En uno de los tapones hacer un único agujero en el centro, éste debe calcularse correctamente para que entre la válvula de salida de la bombona de gas. 

En el otro tapón, hacer unos 5 o 6 agujeritos agrupados en el centro (como los de un salero. 

Colocar esta última tapa en un extremo del tubo. Enroscarla para que quede muy apretada. Está será la parte inferior. 

Llenar el tubo con la marihuana un poco desmenuzada (el tubo está calculado para unos 30 gramos, pero el cálculo se hace a ojo). 
Colocar la tapa superior del tubo, enroscándola lo mejor posible. 

Buscar un sitio exterior bien aireado. Se trata de que los gases, que son inflamables, se vayan lo antes posible; mucho cuidado en este punto. 

Montar el tubo (el agujerito solitario hacia arriba) sobre una vasija que pueda recoger 300ml o más, un bol de desayuno puede servir. Para mantener el tubo suspendido sobre el vaso, se utilizará una abrazadera o con los dedos, pero para esto, hay que forrar el tubo con un buen aislante térmico (los de espuma negra para aislar los tubos de calefacción sirven), eso si no quieres dejar la piel de los dedos pegada en el tubo, por el efecto del frio. Posicionar el extremo inferior del tubo justo encima del vaso o bol, para evitar salpicaduras. 
Invertir la bombona de gas e introducir el gas en el tubo a trabes del agujero superior. Una bombona pequeña puede tardar hasta 10-12 segundos en vaciarse. 

Hay que ser firme, rápido y cuidadoso. Una chispa en este momento provocaría un desastre, pues básicamente hemos creado un dispositivo explosivo e incendiario que tiene fugas de gas. Recalcamos en este punto, la necesidad de hacerlo en un sitio ventilado, para evitar sorpresas indeseables. 

Cuando la bombona se vacíe en el tubo hay que dejar que el proceso siga solo. El gas desciende por el tubo, en forma líquida, actuando como solvente y, va extrayendo los principios activos del cannabis, según pasa. Cuando llega al final del tubo, tardará unos 30 segundos, empezará a gotear en el vaso o bol utilizado como receptor. Nótese el tono pálido y brillante, entre amarillo verde y dorado, del extracto. 

Es evidente que no se ha arrastrado nada de clorofila de la hierba. Pasados de entre 5 a 8 minutos, el extracto del gas terminará de caer al vaso, por gravedad. Pero cuidado con el tubo, pues aún contiene gas evaporándose (se puede apreciar un hilillo de humo saliendo por arriba). 

Cuando ya no gotee más que, una vez cada varios segundos, se puede tapar el agujero superior con un dedo para ayudar a empujar los últimos restos de butano líquido ( o se puede soplar cuidadosamente por el agujero. Pero ¡¡NUNCA ASPIRAR!!). 

Al ser muy volátil y de bajo punto de ebullición, el gas depositado posiblemente se evaporará a temperatura ambiente. El vaso receptor se irá congelando gradualmente, por el efecto de la rápida evaporación del gas (es el principio del funcionamiento de una nevera a gas), al rato, va disminuyendo la velocidad de evaporación, pero se puede acelerar el proceso, simplemente hay que introducir el receptáculo con el gas licuado, al baño maría. En este punto recalcamos que, cuando se caliente el agua, para el baño maría, no sea en presencia del precipitado, las llamas del fogón haría arder el gas; este, empezará a burbujear como loco con el incremento de temperatura. Es importante recordar que todo esto debe hacerse en el exterior y con buena ventilación. introducir y retirar el vaso en el agua caliente para evitar que salpique el líquido fuera del recipiente. 

Cuando la mayor parte del butano se haya evaporado, pero antes de que el aceite empiece a endurecerse, se tiene la oportunidad de meter el líquido en un vial, o bien dejarlo en el vaso. Si se elige lo del vial, es importante dejar espacio de sobra, hasta varias veces el volumen del líquido, para permitir que al reaccionar por el aumento de temperatura (simplemente por tenerlo en las manos) no se desborde. 

El producto final es un aceite amarillo-ámbar de la máxima calidad, increíblemente pura y potente. 

Nóta: este aceite tiene un punto de fusión/vaporización algo mayor que los aceites de hashis tradicionales. 

La forma de administración ya dependerá de los gustos del usuario. En el uso recreativo se puede utilizar como con los aceites provenientes del mercado negro, mojando una aguja o una tira de papel en el aceite, pero en este, nuestro caso, extremando las precauciones para no deteriorar el aceite. Este aceite resultante se utiliza tomando una gota con una aguja o similar, y calentándola con la aproximación, y digo aproximación, de una llama, para que se vaporice dentro de una pipa especial a tal efecto), se funde tan rápido como puede arder y quemarse en la misma aguja. Así que cuidado. 


2º Extracciones de aceite de hachís: 

En el mercado tenemos a nuestra disposición una serie de artículos que nos permiten la extracción de aceite de la flor de cannabis. Artículos como el Gas-o-lator nos permiten llenar su interior de manicura, o cogollos, y extraer la resina mediante el gas apropiado. Sant Yerbasi no recomienda este tipo de extracciones si no se dispone de gas con pureza específica. El uso de gas de mechero común puede dejar restos muy perjudiciales en el aceite. Ante cualquier duda sobre la pureza del gas utilizado mejor no consumir.

Amasado y Prensado del Hachís:

Cuando se trata de prensar pequeñas cantidades de hachís, la mejor opción es recurrir al prensado manual. Para prensar a mano, se reúnen de uno a cuatro gramos de resina en polvo sobre la palma de una mano y con la otra se aplica presión y se trabaja para que las pequeñas glándulas de resina queden cohesionadas. 

La mezcla, ha de amasarse con las manos limpias para poder conseguir una consistencia y texturas uniformes. Se debe presionar también con el pulgar en la palma de la mano llena de polen para conseguir darle forma a una pequeña pieza de hachís con forma de bola o bellota.

Continuamos amasando y presionando con el pulgar hasta que el hachís quede completamente cohesionado y sea maleable. Esto nos llevara entre veinte minutos y media hora como poco. Recuerda que contra más puro sea el hachís antes se compactara y podrá fumarse. Al prensar el polvo de resina para unirlo y trabajarlo con las manos se rompen y oxidan las glándulas de resina haciendo que el costo se vuelva de color más oscuro. Si el polvo extraído en seco prensa fácilmente y permanece cohesionado con poca presión significa que estamos ante un producto de gran pureza. 

El hachís que contiene impurezas como restos vegetales, polvo, tierra, sudor o ceniza de un porro es más difícil de prensar y suele ser necesario el uso calor para que la masa tome la forma y texturas adecuadas. Como ya mencionamos anteriormente, debemos asegurarnos antes de prensar nuestra resina al agua, de que esta esté completamente seca, o de lo contrario la humedad quedará atrapada en el hachís. 

También podemos realizar el prensado a mano ayudándonos de un envoltorio de plástico o de celofán. La técnica consiste en introducir el polvo de resina en una bolsa de plástico (a ser posible transparente para que no deje restos de cloro o pintura) o en un envoltorio de celofán para contenerlo durante el prensado. Una vez está el polen en el celofán hacemos una bola sujetando el plástico por un lado y girándolo por el otro extremo tal y como se muestra es las fotografías. La presión ejercida por el plástico al girarlo sobre si mismo prensa el polvo lo bastante como para transformarlo en hachís, tarea que no nos llevará más de una hora. 

Otra versión de esta técnica consiste en meter la pequeña bolita de polvo de resina en un envoltorio de celofán dentro de uno de nuestros zapatos y caminar con ella durante una hora al menos. El resultado es muy similar al anterior. Cuando se trate de prensar cantidades más grandes podemos usar un rodillo o una botella (a modo de rodillo) para amasar y prensar el polen hasta que este adquiera la consistencia adecuada. La resina extraída al agua no reacciona igual al prensarse que el polvo de resina tamizado y por norma general requiere algo más tiempo para ser prensado. 

Usando un trozo de celofán y envolviendo la pieza de hachís conseguimos una textura final limpia y brillante, y una consistencia homogénea y gomosa. Cuando el hachís está bien trabajado (sobretrabajado) adopta una consistencia blanda y pegajosa a temperatura ambiente, debido a la gran cantidad de resina liberada por las cabezas de los tricomas. 

Hachihuana o Mariachís:

Una producto que une las ventajas del hachís (fácil de almacenar y transportar) con las de la marihuana (se aprovecha todo el THC) es el prensado de cogollos. 

Para ello, se recomienda limpiar a conciencia la maría, eliminando todos los troncos, semillas y hojas no resinosas hasta dejar un montoncito de pequeños cogollos resinados. Después introduciremos los cogollos en una bolsita y dentro de un molde. Sirve bastante bien un botecito de carrete de fotos siempre que le hagamos previamente un agujero en el fondo para luego poder sacar la hierba prensada. 

Pues bien, metemos la bolsita con los cogollos en el molde y la prensamos. No es necesario ejercer una presión muy grande, se puede poner un peso y dejarlo unos días que se vaya prensando lentamente. La Hachihuana es fácil de llevar, huele muy bien y se conserva estupendamente ya que al estar prensada le da menos el aire.

Curación y envejecimiento:

En todas las culturas donde se fabrica hachís tradicionalmente, la resina extraída se deja envejecer durante meses e, incluso, hasta uno o dos años, antes de prensarla para formar la pieza de hachís. De este modo, al envejecer la resina, la clorofila que pudiera quedar en la resina se degrada y mejora el sabor. Por otro lado, se evaporan los aromas más volátiles y ganan cuerpo los aromas de fondo. La mayoría de los cultivadores no extraemos más que unos pocos gramos de resina que prensamos y fumamos enseguida. 

Aunque esté hachís está también muy bueno, sabe y coloca más como marihuana que como hachís. Si haces hachís y no sabe como esperabas, mételo en un bote y fúmatelo dentro de un año, ya verás lo bien que te sabe. 

No todos los cultivadores están dispuestos a destrozar sus cogollos para hacer un poco de hachís. Si tienes una cosecha justita y quieres que te dure, hacer hachís tal vez consuma demasiadas de tus reservas. En este caso puedes optar por aprovechar todos los desechos. Las hojas que cortaste al limpiar las plantas, los cogollitos más pequeñitos, aquella planta que no llego a madurar o cuyo sabor no te convence. 

Con todo esto, también se puede hacer hachís. Si el material tiene bastante resina se puede pasar por el tamiz. Si no, el mejor sistema es pasarla por agua.

Por norma general el hachís en polvo se estropea antes que el hachís prensado, pero es recomendable envasar ambos tipos en recipientes con cierre hermético, aunque tengamos pensado consumirlo en poco tiempo, y guardarlo en la nevera de casa para evitar la luz y los cambios bruscos de temperatura. En el caso del hachís al agua de alta calidad podemos usar tubos de cristal con tapón de corcho como los utilizados en los laboratorios durante los ensayos clínicos. De esta forma podemos guardar los diferentes tipos de resinas o calidades intactas hasta que vallan a ser consumidas. 


Apunta siempre la fecha de producción y la de envasado, así como la variedad o variedades empleadas en la elaboración usando una etiqueta autoadhesiva para distinguir luego los tipos, variedades o calidades. Cuando llegue el momento de consumirlas sólo habrá que sacarlas del congelador cinco minutos antes para trabajarlo un poco y adquiera su consistencia habitual. Si queremos almacenar mucho tiempo nuestras resinas el sistema más adecuado es el envasarlas al vacío, ya que así protegemos el hachís sin que este pierda sus propiedades y su frescura, en estos casos el mejor lugar para almacenar el costo es el congelador, sino la nevera es suficiente.



como hacer hachis.mpg - YouTube

Extraccion de hachis - YouTube

EXTRACCION DE TRICOMAS CON GAS (aceite de marihuana).avi - YouTube

Aceite de Marihuana.mp4 - YouTube

Como hacer Hachis con Ice-O-Lator - YouTube

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